Tengo mucho sobre lo que escribir pero no termino de hacerlo.
Ayer estuve repasando por última vez el libro antes de llevarlo al depósito legal (iba a llevarlo el jueves con Sandra, pero al final lo llevaré el lunes). El primer paso del final de la publicación de mi primer libro. Y me redescubrí en él. Mucha autocrítica, algunos cambios... vi cada pequeña muestra de mi pasado como un todo y, como conclusión, mi futuro es algo a lo que sigo temiendo pero a lo que estoy dispuesto a enfrentarme. Mi futuro sólo se basa en un presente feliz. El resto es mercado.
También quería escribir tres nuevos capítulos de Charcos de Barro: uno sobre el arte y el progreso, apoyándome en el volcán de Islandia y un vídeo espectacular; otro sobre la tecnología, aprovechando que se creó hace muy poco la primera célula con genes sintéticos, y exponiendo qué puede suponer este avance; y otro sobre las posibles causas de la tercera guerra mundial, donde entraría Corea del Norte además de una reflexión basada en el crecimiento demográfico y en mi teoría de las tribus.
Alguna frasecita, alguna psicofonía, algún poeta nuevo... tengo muchas cosas que contar, así que hoy puedo dormir tranquilo.
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