martes, 12 de enero de 2010

Tálamo

deberia estudiar, estudio, estudiante, pitufo estudioso
Lo sé, debería estar estudiando.

Para los que no lo sepan soy estudiante universitario, tengo el primer examen el viernes y aún no he empezado a estudiar, he pasado casi todo el día durmiendo en la cama de mis padres para empezar esta noche. Me encanta ese colchón.

Mis padres no han estado en casa estos días y tras su vuelta no he podido evitar lloriquearle a mi madre: "Mamááá, papá se ha acostado en su cama..." Por suerte nunca me ha respondido con un "¡estudia! Que es lo que tienes que hacer". Por suerte sabe que estudiar no es una acción, es una reflexión. Ella también estudia.

Después de hacer los exámenes me llama por teléfono y me comenta sus notas y las dificultades de cada examen (a menudo no tiene suficiente tiempo para ponerse), me imagino cómo se le debe iluminar la mirada mientras lo dice, algo así debe ser el nacimiento de una estrella. Se siente orgullosa de sí misma porque aprende, aprende de otra gente, comparte su presente... porque es feliz aunque su tiempo para darse cuenta es demasiado escaso.

Le hice una pregunta hace un tiempo a un amigo, ¿qué sería lo primero que harías si fueras rico? Parece mentira que existan respuestas tan acertadas; me dijo, "dárselo a mis padres para que dejen de trabajar", devolverles el tiempo que dedicaron a nosotros, regalarles tranquilidad durante el resto de su tiempo, la tranquilidad indispensable para encontrar tiempo para darse cuenta de los porqués acerca de nuestra felicidad... darse cuenta del camino que se ha recorrido e imaginar un amanecer en un puerto desde lo alto de la montaña, sabiendo que el resto del camino es de suave descenso. Sin duda, mis padres se lo merecen (todo).

El problema es que aunque ya sea felizmente rico, el dinero no es una realidad alcanzable a corto o medio plazo hoy por hoy. Ese sueño tendrá que esperar.

No iba a hablar de esto.

Tengo un problema serio, no porque no haya estudiado, sino porque no puedo estudiar; pero sería injusto estropearlo ahora que mis padres han encontrado (de nuevo) un precioso hueco dentro de mis pensamientos, quizás un poco más tarde me atreva a contaros mi porqué. Tampoco pasa nada por darle tiempo al mundo de fumarse otro cigarrito en la escalera.

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