Me he topado por casualidad con esta pregunta: ¿cuánto vale mi blog?
Sí, ése es el precio de lo único que yo puedo hacer, el precio de mi tiempo dedicado a mí mismo y a compartirlo con vosotros, es el precio de lo que no tiene precio, el precio de lo que a veces sólo puedo definir como magia, la cara del invasor al que me enfrento cada vez que escribo, el enemigo de mi utopía; éste es el precio que confirma que todo en esta vida es inevitablemente "digno" de tener su precio... El precio de mi locura.
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