En días como este busco un ambiente tranquilo y familiar como asidero para librarme de esta cara de velocidad.
La mayor parte del tiempo de mis "vacaciones" las he pasado delante de una pantalla de ordenador: un esclavo que no para de morderse los labios (es mi pequeño vicio mientras estoy concentrado). Aunque esclavo es un término ambiguo a corto plazo debido a las razones, mis pupilas pronto fragmentarán la luz en píxeles.
Una de esas razones es la búsqueda a largo plazo. Estoy triste por estar cansado. Necesito esos golpecitos en la espalda y esa voz cercana que me diga "Fran, lo estás haciendo bien, todo tiene sentido", y sería injusto no reconocer que unos pocos lo hacen, pero me falta el "vamos a cambiar algo". Quizás dentro de un mes todo lo que he hecho estos días comience a tener sentido, o esté reescribiendo esto...
Una parte de mi cabeza se mantiene firme ante algo que mantiene una ineludible presión, en la brecha; la otra, está llorando en una esquina de la habitación como un niño de seis años...
Estoy triste porque estoy cansado.
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