No parece oxidarse
el acero de la gran ciudad.
El esqueleto metálico del monstruo
que no envejece.
Las carreteras parecen perdidas
entre una marabunta de direcciones
desvinculadas de Roma y de los corazones.
No hay ruta que haga al amor inamovible.
Siempre está de mudanza.
Perdido entre cajas de cartón
repletas de cartas sin abrir
con palabras agrietadas por el silencio.
Letras que envejecen irremediablemente,
externas al polvo del aire
y al rugir de los motores titiritando de frío,
externos a la naturaleza del bolígrafo.
Entre los días, parecen debilitarse
los corazones sin correspondencia,
morir de ausencia los epistolarios
que se derritieron en cajones oxidados.
SpNt2005 - 16/11/09
No hay comentarios:
Publicar un comentario