lunes, 4 de julio de 2011

Hijo

Hijo pródigo de la desgracia


No he vivido una guerra,
no he notado en mis manos el peso de la carne
y nada más.
No he respirado la ceniza,
ni los gritos me asaltan por las noches;
no he sentido la vulnerabilidad de la trinchera
ni el temblor del rifle ante mi enemigo.

Sin embargo, eso no impide
que me sienta como un ángel
con el culo lleno de metralla.
Los libros me han susurrado la desgracia
de ser esclavo de esta historia,
de la Historia de España,
de la Gran Historia Universal.

No he sentido el frío del exilio
ni la orfandad de la infancia robada.
No merezco cartas ni medallas.
Sin embargo, no creo que mi lucha no tenga sentido
por estar lejos de las balas,
por ser mi espejo el campo de batalla.
La guerra a la que me enfrento cada día
es controlar al animal que habita mi estómago,
y prepararme para, llegado el momento,
impedir que la Historia se repita.




De Lo supe en cuanto te vi
Publicada en el número 7 de
Acta Verbum

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