martes, 12 de julio de 2011
Saco de dormir
El fin de semana pasado dormí encima de una toalla, dentro de una habitación en la que se encontraban las bebidas que el resto de amigos de la cumpleañera se tomaban frente al mar mientras era fustigado por los numerosos insectos propios de un ambiente natural.
A intervalos de diez minutos alguien parecía sorprenderse de encontrar a una sombra moviéndose bajo sus pies. Quizás, si hubiera dispuesto de este saco de dormir no sólo no me habrían pisado, quizás no se asustaran al ver que era un ser humano aquello que intentaba dormir.
Y sí, Niko, gracias por dejármelo, y sí, tengo que comprarme uno...
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