Tras conocer a © empecé por preguntarle qué significaba su nombre:
- Llámame copyright, así es como me llaman en los Estados Unidos de América, my home.-
Es de la época colonial al fin y al cabo, no era libre de reprimir su patriotismo.
- ¿Y qué te trajo hasta las tierras castellanas?
- ¡Defender los derechos de los autores!
Era deprimente, imagínenselo, emocionado ondeando una bandera con su propia cara... qué estúpido.
- ¿Ah, sí? ¿Y qué derechos son esos?
En cuanto descubrió el tono irónico de mis palabras, sacó pecho, extrajo de su mochila un pergamino, lo desenrolló y pregonó:
- ¡Hay varios tipooos! ¡Los moraleeees! y... ¡los patrimonialeeeees!
- ¿Por qué lo dice así?
- ¿No es así como se leen aquí las cosas?
Después de mantener una seria discusión sobre la cultura y tradiciones populares españolas y avanzar unos cuantos siglos, me dio el texto para que lo leyera yo mismo.
Al parecer, los derechos morales son irrenunciables e inalielables, y fundamentales, pero no dan de comer. Los derechos que por fin convertirían mi libro en un plato de comida eran los patrimoniales. Éstos derechos son los de: reproducción, distribución, comunicación pública y transformación; además del derecho de remuneración por copia privada.
Mientras lo leía, el cuerpo de © y sus atributos cambiaron tan rápido que cuando terminé de leer el pergamino era casi irreconocible. Y tenía más cosas que contarme.
- ¿Conoces a mi amigo CEDRO? Es español, like you.
- Claro, de la familia de las Abietáceas... - viendo que © permanecía callado, intenté adivinar de nuevo a qué se refería- ¡Ah! ¡Claro! Si es el cedro de España... te refieres a la sabina ¿verdad?
- No, estúpido, ¡Sabina es músico!, y de ésos se encarga la SGAE.
La verdad, estaba bastante perdido.
Al parecer, CEDRO se encarga de "representar y defender los legítimos intereses de autores y editores de libros y publicaciones periódicas, facilitando y promoviendo el uso legal de sus obras". No parecía un mal tipo, sin embargo, no terminaba de entender por qué quería representarme. Cuando no miraba, le cogí su pergamino sin que se diera cuenta y lo leí. Lo entendí enseguida. Al parecer, el susodicho conseguía un 10% de mis ingresos, y además una gran cantidad de ingresos gracias a un canon digital (vamos, un ladrón), ¡un montón! Me anoté unos pocos:
- Reproducciones mediante fotocopia efectuadas en establecimientos reprográficos comerciales (de 137,44 a 901,83 euros)
- Reproducciones efectuadas en empresas (9 euros/empleado de la empresa/año)
- Reproducciones efectuadas en centros de enseñanza primaria y/o secundaria (2,65 euros/alumno/año en centros de primaria y 3,74 euros/alumno/año en centros de secundaria)
- Reproducciones efectuadas en centros de enseñanza universitaria (4,12 euros/alumno/año)
y decidí pasar. Más tarde descubrí que no era el único, toda su pandilla hacía lo mismo.
Seguí buscando la manera de que mis ideas pudieran llenar el plato que llenara mi estómago y, finalmente, me encontré con casos de algunos autores de prestigio. Los porcentajes de ingresos del autor rondan el 5-10% del precio final del libro. Por lo tanto, en un libro con un coste aproximado de 7-10 euros, los ingresos netos del autor no llegan a un euro por libro... Menuda decepción... Claro, no había tenido aún en cuenta a las editoriales... que se llevan la mayor parte de los ingresos. Y con los libros tradicionales, bueno... hay que pagar el papel, ¿pero los e-books también? Increíble.
© intentó ocultármelo, pero tiene un hermano gemelo. Su nombre creo que es copyleft. Sin duda, parece ser el mejor de los dos. Además de darme a elegir entre diferentes licencias, para así poder elegir los derechos patrimoniales que quiero mantener sobre mi obra según me convenga; CEDRO no podrá gestionar mis derechos (ni aprovecharse de ellos) .
Definitivamente, creo que las mejores opciones son las de publicar a través de algún editor online (en los que puedes elegir el precio y también editan libros en formato tradicional), o autoeditarme, un e-book bajo licencia copyleft.
En todo caso, hay que registrar la obra. Hay que pagar, pero no queda otra.
Eso es lo que haré.
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