Empezaré siendo sincero. Es muy complicado predecir qué pasará. Superada la primera pregunta de si seguirán existiendo los medios de comunicación: la información es hoy en día un requisito mínimo para la supervivencia en nuestra sociedad; intentaré inventar un dónde y cómo lo más coherente posible a mis primerizos conocimientos al respecto.
La industria de la información
Partimos de una industria de la información. Una industria con macrocorporaciones de información, según Jerry Mander, presidente del International Forum on Globalization, en 2010 sólo 7 empresas controlaban el 70% de los medios de comunicación (Time-Warner-CNN-AOL, Walt Disney-ABC, Sony, Viacom, Bertelsmann, News Corporation y General Electric-NBC). Los grandes gigantes globales de los medios (.pdf).
Estas grandes corporaciones tienen un considerado poder económico, político y cultural; la razón por las que no las conoces es porque están divididas en miles de empresas repartidas por el sector editorial, musical, audiovisual; además de otros.
Una de ellas, por ejemplo, es News Corp, propiedad de Rupert Murdoch, que compila una larga lista de empresas editoriales (periódicos como The Times, The New York Post, The Sun,... además de revistas y libros), de cine y televisión (Fox), televisión por cable (Sky) y portales en internet (MySpace), principalmente. Económicamente, la compañía liderada por Rupert Murdoch comenzó 2010 con unos ingresos de 8.800 millones de dólares (6.784 millones de euros), registrando ganancias por 839 millones de dólares (646,8 millones de euros).
A esta expansión empresarial de todos los canales posibles a la hora de transmitir información se le suma la expansión geográfica; de suma importancia si tenemos en cuenta la teoría de la Agenda setting (.pdf más extenso), elaborada por Maxwell McCombs y Donald Shaw en 1972, según la cual "los medios de comunicación de masas tienen una gran influencia sobre el público al determinar qué historias poseen interés informativo y cuánto espacio e importancia se les da. El punto central de esta teoría es la capacidad de los mass media para graduar la importancia de la información que se va a difundir, dándole un orden de prioridad para obtener mayor audiencia, mayor impacto y una determinada conciencia sobre la noticia". De esta forma, los medios son los protagonistas responsables de la homogeneización cultural del planeta.
Esta teoría se basa en el concepto agenda, entendido como conjunto de noticias. Según McCombs y Shaw, hay tres agendas, tres pasos, dentro del flujo informativo; que son:
- agenda de los medios de comunicación,
- agenda política
- y agenda pública.
Los medios de comunicación, con sus siete grandes corporaciones, determinan en su agenda sobre qué van a informar, qué consideran relevante para los ciudadanos y/o lo más rentable de acuerdo a sus intereses (son empresas); las necesidades y preocupaciones de las sociedades, que deben ser satisfechas y resueltas por los gobiernos.
"La prensa no tiene mucho éxito en decir a la gente qué tiene que pensar pero sí lo tiene en decir a sus lectores sobre qué tienen que pensar".
Si esto es así ¿los medios de comunicación podrían establecer, regular y derrocar los gobiernos?El que esto sea algo positivo o no, dependerá de la ética de los medios de comunicación desde su responsabilidad informativa. En la medida en que la información se acerque al periodismo de investigación, se estará también más cerca de la democracia. En cualquier caso, el gobierno y otras empresas (especialmente si son fuertes inversoras publicitarias) puede influir también en la agenda de los medios, determinando en casos concretos qué se puede decir y qué no.
Un ejemplo es difundir datos que puedan comprometer la imagen de la familia real en los medios. El "salario real", a pesar del deber de estar recogido en los Presupuestos Generales del Estado (.pdf), no se puede considerar fácilmente accesible ni es un dato relevante para los grandes medios. Al no haber información que dé pie a un debate social ni cobertura mediática, la sociedad lo considera un tema poco importante, y el gobierno no necesita construir su opinión respecto a este tema, que podría provocar una pregunta tabú que puede generar conflicto social: monarquía o república.
Igual está ocurriendo actualmente con el debate sobre la energía, se desvía la atención sobre la situación de los reactores en Japón hacia otros temas (conflicto en Libia, por ejemplo), para evitar el debate en torno al futuro de las centrales nucleares en España, con una edad media de 27 años; y, más concretamente, el cierre de la central José Cabrera (Garoña) o el reciente nombramiento de Fabrizio Hernández como secretario de Estado de Energía.
Hasta ahora, el espectro de medios de información ha estado limitado por la realidad material.
La industria radiofónica sólo permite un número limitado de empresas dado lo limitado del espectro de radiofrecuencia. En el caso de la televisión en España, la Televisión Digital Terrestre (un invento obsoleto allá donde haya acceso a la red, véase Narración Transmedia y Convergencia de Medios) ha aumentado el número de canales, pero siguen siendo limitados y gestionados por unos pocos.
En España, el estado controla la asignación de las ondas a través de licencias, que salen a concurso público cada 15 años.
Esto abre el debate en torno a la relación que debe haber entre el pequeño y el grande. Por ejemplo, si las radios organizadas por pequeñas comunidades de vecinos pueden competir por el acceso a una longitud de onda a nivel municipal o regional con una emisora gestionada por una gran empresa, como pueden ser Grupo Prisa, Vocento, Mediaset,... Estos medios están limitados por su temporalidad. El instante lo es todo, no vuelve jamás.
Por su parte, los medios escritos estaban limitados por su espacialidad; cada noche se imprimen los miles de ejemplares que serán enviados cada mañana a cada quiosco de cada ciudad. Esto implica la imposibilidad de la difusión rápida de una noticia. Por tanto, esta necesidad de instantaneidad ha venido siendo resuelta por la radio y, a partir de los años 60, la televisión.
Esta limitación convirtió a los periódicos en el medio basado en la mayor profundización de las noticias, con más detalle, más fuentes, más información para una mejor noticia. En los grandes medios de tirada a nivel nacional, aportando además una línea ideológica del medio más o menos definida en la editorial y en mayor o menor medida perceptible en el enfoque y la redacción de las noticias. Los periódicos se dedicaron a transcribir la realidad más actual (diarios) y las revistas a la especialización temática y aún más detallada (mensuales).
En definitiva, cuando hablábamos de medios de comunicación hablábamos de inversión. La producción de noticias implicaba un coste material ineludible (papel o espacio de frecuencia) al que hay que añadir costes de producción de la información (periodistas, fotógrafos, cámaras, infografistas, maquetadores,...); siendo justificado el ingreso por la exclusividad del acceso. Sólo puede leer el periódico aquel que lo tiene físicamente ante sus ojos, y para ello uno debe empezar a tomar café para desayunar y así leerlo en el bar sin parecer un gorrón, ir a una biblioteca o comprarlo.
Una vez popularizado el consumo de medios, es el consumo el que determina qué medios sobreviven y cuáles no; sólo sobreviven los que son valorados positivamente y, en consecuencia, comprados por muchos consumidores, dándole la posibilidad al medio de crecer en cantidad y calidad del contenido y difusión. Esto afecta al número de secciones, que hacen posible que un tabloide diario de 50 páginas disponga de una pequeña especialización en un gran número de temas, enfocados a diferentes públicos. Una vez establecida una fidelidad entre muchos lectores (en mayor o menor medida homogéneos entre sí) y el productor, la industria se consolida. Es entonces cuando, gracias al establecimiento de un sistema tarifario aparece la publicidad, que aprovecha la concentración de la atención y la segmentación para dirigirse a los potenciales clientes (ya no simples lectores). Esto hizo posible la prensa gratuita (.pdf) y que los medios consolidados fueran más accesibles al rebajar el precio del periódico (incluso por debajo de los costes de producción) y las constantes promociones. Y apareció el periodismo de servicio.
Sólo entonces pudimos conocer qué marca de café nos regalaría un perfecto y feliz día delante de aquel periódico en aquel bar aquella mañana. Justo al lado de su cotización en bolsa. Quería que supiéramos que le iba bien.
Hasta que llegó internet.
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