sábado, 18 de septiembre de 2010

Convivencia

- ¿Crees en el amor eterno?

- Juegas duro, chica.

No se conocían desde hacía demasiado tiempo ni demasiado poco. Eran amigos tanteando con la punta de los dedos el borde del siguiente escalón, aún sin saber si desde ahí arriba verían más grande el cielo.

- Por eso nunca apuesto.

Pensaron que lo mejor sería pactar desde un principio algunos acuerdos básicos, requisitos prenupciales para una mujer de 50 años que estaba fregando los platos en el número 25 de la calle Menéndez Pelayo mientras su marido olisqueaba en la televisión algo de césped. Él era huérfano.

- Nada de pintar las paredes de colores oscuros ni colgar cuadros con el marco más grande que el dibujo, nada de cables en medio ni ventanas abiertas por la noche. Aparte de que imagino que sabrás hacer las tareas del hogar, ya sabes, poner la mesa, barrer, fregar, poner lavadoras, doblar la ropa, limpiar el polvo de encima de las lámparas, y el de los pomos de los cajones; ya sabes, hacer la cama, meter tu ropa en el canasto después de ducharte, los zapatos en el zapatero,... Y arreglar lo básico: un grifo, un enchufe, sintonizar la televisión... bueno, mejor, de eso me encargo yo... Eso es lo sencillo, ahora viene lo complicado: tienes que ser cariñoso sin ser pegajoso, decirme "te quiero" al menos una vez al día, dejar que te quiera, quererme con mi manía de caminar descalza o mi preocupación por la meteorología, entender que me gusta tener cosas que contar, y que me cuentes; dejarme elegir de vez en cuando la película y comprender que me encantan los happy ends,... creo que no me dejo nada, pero tranquilo, seguro que se me ocurrirán más mientras hablas... Te toca.

- Está bien, ¿qué semana del mes tienes la regla? Entiéndeme, tengo que estar preparado... Y sólo una cosa más, sonríe todos los días. Y me huelen los pies...

No hay comentarios:

Publicar un comentario