domingo, 28 de noviembre de 2010

Reconstrucción

Pero no es así como procede el arte, ni como, en realidad han procedido los grandes novelistas y dramaturgos. Lo que caracteriza, por el contrario, es la facultad de reconstruir, partiendo de un conocimiento fragmentario, de datos sueltos, de indicios, a veces, todo un cuadro vivo, un estado psíquico ajeno, diverso de los que el artista suele experimentar. Esta reconstrucción para ser causa de grandes aciertos artísticos, necesita ser como una proyección hacia dentro (no meramente como una representación imaginativa) en la cual, después de figurarse el artista el estado ajeno, logre producir en su espíritu los mismos, o aproximados, fenómenos que hubiera sentido de ser él el sujeto primero de la realidad que pretende retratar. Llámase a esto identificarse con otro; y no de otra suerte logran los grandes actores dramáticos comunicar al espectador la expresión viva de un estado en que superponen en su propia conciencia, la personalidad artística a su personalidad natural.




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